La envidia y maldad - Por Kerry Timoteo 2° "A"

 

LA ENVIDIA Y MALDAD

Escuché una anécdota insólita contada por mi abuela, lo cual fue un hecho peculiar en los tiempos de vida de mi bisabuela, quien vivía en una zona campestre en Tambogrande. Ella solía preparar gran cantidad de chicha de maíz morado para la familia y además para la venta a personas foráneas que visitaban la zona por alguna festividad religiosa.

Por su simpatía, carisma y amabilidad que caracterizaba a mi bisabuela, ella era la que pronto terminaba con su venta de chicha morada y suscitaba la envidia de una vecina que también se dedicaba a esa venta. Cierta noche, dejó una olla grande en su cocina conteniendo la chicha, la cual estaba súper caliente; al escuchar un ruido por la noche, se levantó a ver qué pasaba, para su sorpresa encontró una grande y rara cerda que había tirado la olla al suelo y en su mala acción le cayó gran cantidad del líquido caliente sobre su cuerpo, lo cual provocó su gruñido fuerte y huída despavorida. Lo extraño fue que por esa zona nadie tenía cerdos.  

Al día siguiente, la noticia más extraña fue enterarse que a la citada vecina la habían llevado a un centro de salud gravemente herida por quemaduras con agua hirviendo. En conclusión, quedó siempre la sospecha de que aquella señora pudo haber sido la que se encarnó en ese animal para evitar la competencia, pues en esas épocas se tenía la creencia que la maldad existe y tal vez sea así, pero hoy en día creemos firmemente que mientras tengamos presente a Dios en nuestras vidas y en nuestros corazones, nada ni nadie puede afectarnos.

 


Comentarios

  1. Interesante historia Kerry.
    Y muy de acuerdo con la parte final, mientras tengamos a Díos en nuestros corazones, somos más poderosos.

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  2. Felicitaciones, querida Kerry. Excelente mensaje el de tu narración.

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