LA
ENVIDIA Y MALDAD
Escuché una anécdota
insólita contada por mi abuela, lo cual fue un hecho peculiar en los tiempos de
vida de mi bisabuela, quien vivía en una zona campestre en Tambogrande. Ella
solía preparar gran cantidad de chicha de maíz morado para la familia y además para
la venta a personas foráneas que visitaban la zona por alguna festividad
religiosa.
Por su simpatía,
carisma y amabilidad que caracterizaba a mi bisabuela, ella era la que pronto
terminaba con su venta de chicha morada y suscitaba la envidia de una vecina
que también se dedicaba a esa venta. Cierta noche, dejó una olla grande en su
cocina conteniendo la chicha, la cual estaba súper caliente; al escuchar un
ruido por la noche, se levantó a ver qué pasaba, para su sorpresa encontró una grande
y rara cerda que había tirado la olla al suelo y en su mala acción le cayó gran
cantidad del líquido caliente sobre su cuerpo, lo cual provocó su gruñido fuerte
y huída despavorida. Lo extraño fue que por esa zona nadie tenía cerdos.
Al día
siguiente, la noticia más extraña fue enterarse que a la citada vecina la
habían llevado a un centro de salud gravemente herida por quemaduras con agua
hirviendo. En conclusión, quedó siempre la sospecha de que aquella señora pudo
haber sido la que se encarnó en ese animal para evitar la competencia, pues en
esas épocas se tenía la creencia que la maldad existe y tal vez sea así, pero
hoy en día creemos firmemente que mientras tengamos presente a Dios en nuestras
vidas y en nuestros corazones, nada ni nadie puede afectarnos.
Interesante historia Kerry.
ResponderEliminarY muy de acuerdo con la parte final, mientras tengamos a Díos en nuestros corazones, somos más poderosos.
Felicitaciones, querida Kerry. Excelente mensaje el de tu narración.
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