CONOCIENDO LA
SÉPTIMA MARAVILLA DEL MUNDO
Una de mis anécdotas más raras fue cuando me fui a Machu
Pichu, Cuzco. Era un hermoso el paisaje. Su arquitectura era espectacular, lo que más valoré de toda aquella arquitectura
es que sin máquinas ellos pudieron construir maravillosos monumentos usando
inmensas rocas, ¿cómo las movieron para hacer sus casas?
Por otro lado cuando había llegado veía a los norteamericanos
muy emocionados por el paisaje y por conocer esta maravilla mundial. Cuando era
el momento que nos recogiera el tren, todas las personas se amontonaron. Era de
madrugada; mi familia y yo no pagamos los pasajes por temas económicos, Éramos 6 y costaba mucho. Después de eso mi papá encontró
la manera de llevarnos a salvo. Me dijo que el señor del tren solo dejaba que
fueran algunas personas, por eso mi nos subió a toda la familia. Parecía Apocalipsis
zombies. Todos querían subir al tren. Por suerte toda mi familia subió pero no
todos conseguimos asiento. Mis 2 hermanas mayores y mi mamá sí consiguieron,
pero mi hermana menor y mi papá y yo; no. Al ver esto el señor, nos dio un
asiento más, solo podía sentarse mi papá, sin embargo él como es caballero nos
cedió el asiento a mi hermana y a mí, y
como somos delgadas, pudimos entrar las dos en el asiento. Mi papá se cogió de
un palito que había en la parte de arriba. Después vimos que una niña pequeña
estaba sin asiento y la sentamos con nosotras, como era muy chiquita si pudimos
estar las tres. Al fin llegamos, bajamos las maletas que venían con muchas
cosas y la mamá de la niña nos agradeció por haberla ayudado. Bajamos y fuimos
a un restaurante y pedimos boletos para el autobús a Machu Picchu. Al llegar tuvimos
que escalar y me sentía mareada, esto me ocurre siempre en lugares con curvas o
en altura.Al poco tiempo ya me había pasado. De repente me encontré con
algunos extranjeros y a verme banquita, me empezaron a hablar en inglés, porque
pensaban que era también extranjera. Trate de comunicarme con ellos por señas,
pero no me entendía y mi hermana mayor les dijo que no entendía. Continuamos
con el recorrido.
Al regresar pude observar que en los pasaportes de las personas les ponían un sello de Machu
Picchu. Yo no pude obtenerlo porque no tenía pasaporte pero
igual mi hermana mayor tenía una libreta y le pusieron el sello ahí, y yo bien feliz.
Cuando llegamos a Piura yo súper emocionada del viaje y del
recuerdo en la libreta de mi hermana, así que lo pusimos en la vitrina con todas
las cosas que compramos en Cuzco.
Esta es la mejor anécdota que he tenido en mi vida, ya que
siempre he querido conocer Machu Pichu.
Tamara Imán Sánchez.
Buen trabajo; querida Tamara.
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