Experiencia en los teleféricos de Chachapoyas - Por Karla Campos Farfán 2° "A"

En febrero me fui de viaje con mi mamá a Cajamarca y cuando estábamos llegando al hotel vi unas montañas muy bonitas que a la mañana siguiente fuimos a ver desde un lugar más acercado.

Dos días después de eso nos fuimos a un teleférico, debajo de nosotras había vegetación, montañas con niebla y hasta un río, lo único malo para nosotras era que, si en el hotel ya hacía frío por estar en una ciudad cerca de las montañas; allá arriba lo era más y encima comenzó a llover, que suerte la nuestra, ¿verdad?




En fin, cuando llegamos a la cima tuvimos que subir un camino empinado con escaleras que si levantabas la vista para ver cuantas faltaban no las veías todas, gracias al cielo mi mamá había pagado para que unas señoras que trabajan en ese centro turístico nos dieran caballos, porque la verdad apenas subimos “unos cuantos”, para lo que era en ese lugar, nos faltaba el aire y eso que en mala forma no estábamos.

Cuando me subí a mi caballo me dio algo de miedo, ya qué en mi vida lo había hecho, pero luego me entretuve viendo los paisajes que se me cruzaban, aunque seguía habiendo niebla se veían muchas más montañas y el sol a lo lejos, todo muy bonito. Lo más gracioso es que cuando ya nos bajamos de los caballos mi mamá me contó que si pudo ver los mismos paisajes que yo, pero no los pudo disfrutar porque su caballo a cada rato se paraba a comer las plantas que se encontraba (habíamos tomado una ruta diferente y más corta de los que no habían pagado caballo)

Lo que ella me dijo:

Mamá: Yo estaba bien tranquila agarrándome con cuidado y fuerte para no caerme, porque ya me conoces que yo sufro de vértigo y me da más nervios cuando el bendito caballo se inclina a comer y casi me da algo ya qué me asusté pensando que me caería y la señora me dijo:

Señora: Ay, está con hambre

Mamá: Y yo con mi cara de “no me diga” mientras le decía: siiii….

Mamá: Más antojado no pudo ser el caballo, ¡y así estuvimos todo el viaje que es lo peor!

De vuelta a mí:

 Yo no podía hacer otra cosa más que matarme de la risa e imaginarme todo eso, ya qué si ella no me dice yo no me entero, jajaja.

Ya cuando todos llegaron, nuestro guía nos mostró diversos sectores en donde se encontraban como unas chozas de paja y piedra que habían sido de los Incas.

         

 Lástima que la mayoría estaban destruidas, porque las que aún permanecían en pie estaban muy bonitas.

Al final nuestro recorrido concluyó y pasamos otra vez por lo teleféricos y junto con los demás nos fuimos a almorzar un lugar ya pagado, para luego retomar a otro centro turístico, pero esa ya es otra anécdota.  



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